Muchas veces vamos dando círculos intentando huir del centro para encontrar aquello que nos haga felices. La velocidad centrípeta y centrífuga del deseo es ciega...Ciega en su ansía por apaciguar el volumen del vacío al que llama nuestro deseo...Un quiero esto para no sentir un aquello.
No importa lo lejos que viajemos, el deseo va con nosotros, el vacío continúa en el trayecto. A veces las cargas más pesadas son aquellas que no vemos, que van sonando, recordándomos y diciéndonos quiero esto o quiero aquello; no soporto este peso.
Aqui ando yo hoy medio sorprendida y satisfecha al notar la ausencia de cierto peso, de una culpa ensordecedora. Por fin me he dicho a mi misma- me quiero, me perdono...No puedo seguir castigándome con este peso.
Y las lágrimas caen de mis ojos porque saben que estoy en lo cierto...Quiero ser feliz aunque me asuste lo leve del peso..
